Este proyecto surge de la necesidad de
percibir el centro escolar como una comunidad acogedora capaz de hacer que
todos los alumnos se sientan cómodos en cualquier entorno. La idea del
proyecto surgió de los estudiantes de las primeras clases y supuso la reflexión
sobre su grado de motivación y participación en la vida académica. Los
alumnos se quejaron especialmente de la falta de limpieza y las averías en
los grifos, las puertas y los accesorios destruidos. Esto provoca una falta
de confidencialidad y pintadas vergonzosas en las paredes. También
denunciaron la existencia de acoso escolar a tal nivel que incluso los padres
comunicaron el problema a los profesores porque la situación había llegado a
un punto en el que los niños tenían que dejar de usar los servicios. A su vez
los alumnos expresaron sus deseos de trabajar por mejorar el centro, ya que
es el lugar en el que pasan la mayor parte del día.
Al identificar el problema, los profesores
aplicaron estrategias de resolución de problemas, intentaron fomentar la
dimensión creativa y proactiva de los alumnos y la participación mediante
preguntas que los impulsaran a abordar el tema. A continuación, tuvo lugar un
debate fructífero en el que todos aportaron algo. De forma metódica el profesor
observó a la clase, la apoyó en la comparación entre las diversas hipótesis
formuladas y evaluó las diferencias individuales, además de garantizar el
cumplimiento de las normas y las operaciones que había que realizar. Todos
los miembros de la clase fueron libres de expresar sus pensamientos, lanzarse
a la hipótesis de mejora, implicar a miembros de fuera del centro (padres,
familiares) que pudieran ayudarles en el trabajo de renovación de los
espacios comunes del centro.
Este enfoque se denomina aprendizaje-servicio.
En este
caso, el centro combina la tarea de "enseñar a aprender" y la de
"enseñar a ser" para que el alumno adquiera las herramientas y los
valores que le hagan tomar decisiones autónomas y fructíferas. Sin duda, este
ha sido uno de los puntos fuertes de la experiencia. A diferentes niveles,
los alumnos han adquirido y desarrollado la habilidad de poner en práctica lo
que aprenden en clase para resolver problemas reales. El papel del mediador o
director, tal y como figura en el método de Aprendizaje-Servicio y la propia
autonomía de la escuela, ha tenido un impacto positivo en la autoestima de
los alumnos, la creación de un ambiente de confianza, un tipo de relación de
empatía que ha fomentado la motivación para estudiar incluso en los
estudiantes más débiles.
El Aprendizaje-Servicio conecta un servicio
significativo en el centro con el aprendizaje y la responsabilidad
cívica. El Aprendizaje-Servicio se
diferencia del servicio a la comunidad y el voluntariado en dos aspectos. En
primer lugar, la actividad de servicio complementa las habilidades y el
contenido académico. En segundo lugar, los alumnos realizan una reflexión
estructurada de sus experiencias de servicio.
https://eis.lumsa.it/sites/default/files/eis/Ben-essere%20a%20scuola.pdf
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